La casa está ubicada sobra la cima de Punta Ballena, un cerro a 8 km de Punta del Este que se adentra en el mar conformando una península con excelentes vistas panorámicas hacia el Este y el Oeste.
Con un planteo arquitectónico-tipológico lineal, la mayoría del programa se desarrolla en la planta alta, que tiene acceso peatonal desde la Ruta Panorámica.
En este nivel se encuentran las zonas íntimas (dormitorios, baños y vestidores) y sociales (living-comedor, cocina, parrillero y terrazas). La circulación al medio genera que los espacios habitables miren hacia las vistas, mientras que los auxiliares y de servicio conforman la otra fachada larga, la más ciega y hermética de la casa. Una claraboya de 20m que recorre la mayor parte de este nivel, permite el ingreso de luz natural a estos locales y enriquece las sensaciones estético-espaciales interiores. En la planta baja se encuentran los locales de servicio (garaje, dormitorio de servicio, lavadero, sala de máquinas) más otro local, que puede funcionar tanto de gimnasio como de dormitorio de huéspedes.
El proyecto de interiorismo de Walmer potenció los espacios arquitectónicos y apeló a un minimalismo rústico y cálido. Del mismo modo, el paisajismo de Gabriela Verdier fue de la mano de la arquitectura, generando terrazas y “enraizando” la casa al terreno. Se creó un ambiente árido-mediterráneo, no emparentado con el clima del lugar pero sí con la orografía, con el monte serrano, usando algunas especies exóticas bien adaptadas y con una morfología compatible.
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